Flotadores: Descubre el más apropiado para tu hijo

A continuación te presentamos los diversos tipos de flotadores para que lo tengas en cuenta a la hora de elegir el más apropiado para tu hijo.

Un flotador, generalmente se describe como un elemento de seguridad con forma de aro, del tamaño de la cintura o brazo de su usuario, fabricado con materiales ligeros hinchables o no, que ayudan a sus usuarios a mantenerse a flote.

Su propósito y diseño original obedeció, primordialmente, a necesidades de seguridad en embarcaciones y puntos de amarre, y por eso los modelos eran y siguen siendo rígidos, de corcho o pvc. Por eso a los flotadores se les conoce técnicamente como «aros salvavidas» o «salvavidas» a secas. Están diseñados para flotar siempre, pase lo que pase, o sufran golpes o presiones fuertes. Además tienen un color naranja llamativo y disponen de tiras reflectantes para poder ser vistos en la oscuridad al contacto con una fuente de luz.

Flotadores según la edad del niño:

Roscos o flotadores clásicos

A partir de los 8 meses de edad (el bebé tiene que sujetar perfectamente la cabeza con capacidad de movimiento de 180 grados). Se pueden usar hasta los 2-3 años. Los recomendables son los que tengan topes ‘tipo braguita o asiento’ o sistemas de anclaje que impidan que el niño pueda deslizarse a través de él y tengan sistemas antivuelco. Sirven para no hundirse, pero tienen poco margen de movimiento.

Manguitos

A partir de los 12 meses. Deben quedar ajustados al brazo y colocarse lo más cercanos al hombro para evitar que se escapen. Lo ideal es usarlos de corcho, porque no se pinchan y están compuestos de discos que se pueden ir retirando para regular el nivel de flotación. La contrapartida es que limitan el arco de movimiento, especialmente en los brazos.

Son muy fáciles de usar y proporcionan seguridad y estabilidad dentro del agua, pero tienen que estar correctamente hinchados (hazlo cuando el niño los tenga puesto) y a la altura del brazo adecuada, justo por debajo del hombro. Así evitarás que se salgan y el niño pueda hundirse. Tienen el inconveniente de no permitir al niño hacer muchos movimientos con los brazos. Último consejo: revisa de vez en cuando que no estén pinchados y evita dejarlos al sol

Chalecos para bebés con sistemas de flotación extraíbles

Son aptos a partir de los 9 kilos. Son recomendables los que tienen arnés de seguridad para pasar entre las piernas ya que impiden que se salga el chaleco. No se pinchan y permiten un movimiento más natural al repartir la flotación en pecho y espalda. No limitan el movimiento de brazos ni piernas. También existen bañadores de neopreno similares.

Flotadores

Cinturones o burbujas

A partir de los 3-4 años suelen tener elementos de corcho para regular el nivel de flotación, permitiendo gran capacidad de movimiento, siendo adecuados para aprender a nadar.

Barras flexibles

Lo que se conoce como ‘churros’. La longitud es variable y permiten un sinfín de combinaciones como sistema. Se usa como elementos para aprender a manejarse en el agua.

Uso de los flotadores infantiles

Inflar el flotador: este paso solo será necesario en caso de utilizar un flotador de plástico, ya que los de polietileno no requieren este paso. Debemos comprobar siempre que no existe ninguna fuga que provoque que se desinfle mientras se está utilizando.

Colocación: este aspecto es uno de los más importantes. Es sumamente importante que sigamos las indicaciones particulares de cada flotador para colocarlo correctamente, de manera que el niño esté cómodo y sea capaz de moverse.

Vigilancia: repetiremos una y mil veces que el uso de sistemas de flotación no nos exenta a los padres de tener que mantener una supervisión constante sobre nuestros hijos durante todo el tiempo que estén en el agua.

Desinflar y limpiar: (desinflar únicamente los flotadores de plástico). Por su parte, mantener una correcta limpieza en estos productos es imprescindible tanto para cuidar la piel del bebé como para aumentar la vida útil del flotador. Lo ideal es que los enjuagues con agua dulce después de cada uso.

Recomendaciones

  • El flotador debe ajustarse bien a la forma del niño, de manera que no se caiga o se salga durante su uso.
  • Los cierres deben ser lo suficientemente sólidos y seguros.
  • El sistema de flotación debe permitir que el niño se mueva en el agua sin entorpecer demasiado su movilidad.
  • Los materiales de fabricación deben ser resistentes y no dañarse rápidamente con la fricción con la arena de la playa o los bordes de la piscina.
  • No debe rozar la piel del bebé en exceso para que no queden marcas ni aparezcan reacciones.
  • Es recomendable que tenga un color llamativo que no se pierda con facilidad en el agua.

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