La arena de la playa alberga multitud de microorganismos como bacterias, hongos o parásitos que eligen este hábitat para vivir.. Y aunque la mayoría son inofensivos, conviene tener en cuenta una serie de precauciones para evitar riesgos. Por eso el día de hoy te traemos las bacterias y parásitos que contiene la arena de playa. Síguenos leyendo.
Hongos
Otros microoganismos que pueden habitar en la arena de la playa son los hongos. Concretamente los dermatofitos, que pueden causar infecciones en la piel o en las uñas. Además, también se pueden encontrar en espacios frecuentados por los bañistas como los vestuarios o duchas, como sucede en las piscinas.
Este tipo de hongos necesita la proteína queratina para sobrevivir, que se encuentra en la capa externa de la piel humana, las uñas y el cabello. Pueden causar erupciones, prurito o descamación en la zona afectada. Por tanto, los expertos aconsejan seguir unas pautas higiénicas adecuadas en estos espacios recreativos como el lavado de manos o el uso de calzado.
Infección por anquilostomas
Las infecciones por este parásito son más habituales en zonas tropicales o con clima húmedo, pero conviene ser precavidos. Los anquilostomas son unos pequeños gusanos nemátodos y la anquilostomosis afecta principalmente al intestino delgado y a los pulmones. Se produce por la infección con cuatro variedades de nemátodos, aunque los que afectan a los seres humanos son: Necator americanus y Ancylostoma duodenale.
Las larvas penetran en la piel y se desplazan hasta los pulmones por el torrente sanguíneo hasta ingresar en las vías respiratorias. Después de subir por la tráquea, las larvas son ingeridas y, posteriormente, infectan el intestino delgado. Convirtiéndose en gusanos, que se «sujetan a la pared intestinal y succionan la sangre.
Esta enfermedad puede ser asintómatica, aunque una vez que los gusanos penetran en el intestino delgado suelen provocar anemia, por la pérdida de vitaminas y la deficiencia de hierro, o desnutrición. Otros síntomas que pueden ocurrir son: diarreas, molestias estomacales, pérdida de apetito, tos. Fiebre, fatiga o erupciones con picazón en la zona de la piel por la que las larvas ingresan al cuerpo.
Aunque no es motivo de alarma, los expertos recomiendan evitar «la defecación no higiénica y el contacto directo de la piel con el suelo», utilizando calzado o barreras físicas al sentarse en el suelo. Así, el riesgo se puede reducir si se evita andar descalzo en la arena de la playa.
Infección por estafilococos
Este grupo de bacterias se encuentra en el medio ambiente y también en las playas. Se trata de un microorganismo que es resistente a algunos antibióticos y pueden transmitirse entre personas, aunque también puede encontrarse en objetos al ser bastante resistentes.
Las infecciones en la piel son el tipo más común por estafilococos, aunque también puede originar otros problemas de salud como: bacteremia (infección del torrente sanguíneo), infecciones de los huesos, endocarditis, intoxicación por alimentos, neumonía o síndrome del shock tóxico.
Así, algunas recomendaciones para prevenir infecciones por estas bacterias son las siguientes: mantener una correcta higiene, lavado frecuente de manos, evitar compartir objetos personales como la ropa o la toalla, manipular correctamente los alimentos y mantener las heridas cubiertas con vendas estériles.
Gusanos nematodos
En las playas que permiten perros, la arena podría albergar Toxocara canis, una lombriz parásita que típicamente infecta a los cánidos, según ASM. Las personas pueden infectarse con T. canis al tragar accidentalmente tierra que ha sido contaminada con heces de perro que contienen huevos de T. canis.
Aún así, no está claro el riesgo de contagiarse con este parásito en la arena de la playa. Sin embargo, un estudio realizado en Francia en la década de 1990 encontró que T. canis es un parásito común en las playas, y otro estudio, este en Australia, no encontró huevos de T. canis en más de 250 muestras de playas y parques que permitieron perros.
Debido a que este parásito se encuentra más comúnmente en cachorros que en perros mayores. El estudio australiano concluyó que el mayor riesgo de T. canis para los humanos proviene de ambientes donde se encuentran cachorros.
Bacterias estomacales
Aunque ya se sabe que estas se pueden encontrar en el agua del mar, la arena también puede contenerlas. Las más comunes son la Escherichia coli, el Enterococcus, la Salmonella y el Campylobacter. Las cuales pueden causar una gastroenteritis o problemas estomacales que se manifiestan con náuseas, vómitos o diarrea.
El tipo de contagio más común con estas bacterias es por vía oral, algo bastante fácil en el caso de los niños pequeños, que se llevan a la boca las manos llenas de arena. Además, un estudio publicado en el American Journal of Epidemiology demostró que las personas que solían semienterrarse en la arena como parte de un juego tenían más posibilidades de padecer este tipo de problemas estomacales.